El Surrealismo-palabra
inventada por Guillaume Apollinaire (1880-1918)-, según la definición de Andre
Breton (1896-1966), es «tomar conciencia cada vez más clara y
al mismo tiempo crecientemente apasionada del mundo sensible».
La
revalorización del papel fotográfico y de la fotografía dentro de este
movimiento ha indo en aumento a partir de las exposiciones constantes en torno
a este movimiento, pero sobre todo el boom tiene lugar con la exposición en la
Hayward Gallery de Londres en el año 1978, sobre el Dadá y el Surrealismo, o en
el Centre Pompidou un par de años después.
En realidad lo
que nosotros llamamos fotografía surrealista no existe como tal, si bien es
cierto el evidente interés que el propio Breton manifestó por ella incluyéndola
en el Manifiesto Surrealista de 1924. En él llega incluso a atribuirse la
invención de la propia fotografía. La creación de conceptos como el de
fotografía surrealista obedece a la necesidad de crear en la historia del arte
un cliché al que se van acomodando los diferentes estilos. De este modo, la
fotografía es considerada como un pilar en el que se fundían o más bien entrelazaban
los dos pilares freudianos de la teoría surrealista: el automatismo y el sueño.
Aunque la
fotografía y el surrealismo son términos que, a priori, podrían resultar paradójicos entre sí, sin embargo la
fotografía sí registro una consideración no conocida hasta ahora; ello lo
demuestra, por ejemplo, el hecho de que artistas de otras disciplinas se
interesaran por ella, e incluso hoy día sean conocidos por sus fotografías y no
por sus demás obras, como es el caso de Man Ray (1890-1976); los debates en
torno a su inclusión entre las demás Bellas Artes desaparecieron.
Man Ray, Kiki. Violon d´Ingres, 1924. Colección Gruber, Ludwing Museum, Colonia.
Jacques-André Boiffard, Sin título (ilustración para Nadja), 1928. Colección Lucien Treillard, París.
Esta
diversificación en el origen de la obra se ve reflejada también en temas y
técnicas que, además, ya venían “contaminadas” de las influencias de otros
grupos. Y es que dentro de la “fotografía surrealista” caben, por una parte,
las imágenes sin manipular de Jacques-André Boiffard, como las que realiza para
ilustrar el libro de Nadja, o las que
planteaban el pepel del testimonio fotográfico de los maniquíes de Hans
Bellmer. (VV.AA, Historia general de la fotografía, Madrid, Cátedra, 2007).
No hay comentarios:
Publicar un comentario